Espanhol do México

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Diferentes modalidades

Durante el primer siglo de dominio español, fueron llegando a América innovaciones lingüísticas de la Península de distinto origen, unas cultas y otras populares.

Además, el hecho de que no todos los bastos territorios americanos mantuvieran el mismo contacto con España hacía que no llegaran con igual fuerza esas innovaciones en la lengua.

En consecuencia, desde el siglo XVI empezó a formarse el mosaico dialectal hispanoamericano: en unas regiones se aceptaban las innovaciones cultas y se rechazaban las populares; en otras, se permitía la entrada de todas, mientras que en otras no se llegaba a recibir ninguna.

Esto dio como resultado la temprana formación de varias modalidades lingüísticas: una modalidad, fuertemente innovadora; otra, esencialmente conservadora, y otra, conservadora ante los vulgarismos, pero innovadora ante los cambios de prestigio. Esta última está representada por el habla del altiplano mexicano.

Arcaísmos

La primera impresión que produce el español de México es que se trata de un habla conservadora.

En efecto, no son pocos los casos en que el habla de México ha conservado modos antiguos de decir, sin dejarse influir por las innovaciones realizadas en otras zonas de la comunidad lingüística hispana.

El hecho de que algunas voces o expresiones ya desaparecidas en el habla de España se sigan oyendo en México es la razón por la cual se ha señalado el arcaísmo como característica del español mexicano.

Son arcaísmos respecto a España expresiones como: se me hace (me parece), ¿qué tanto? (¿cuánto?), muy noche, dizque, donde (usado como condicional en expresiones como: «Donde se lo digas, te mato»). Los arcaísmos resultan más evidentes en el vocabulario. Palabras ya olvidadas en España conservan vigencia en México: pararse (ponerse de pie), prieto, liviano, demorarse, dilatarse, esculcar, luego, recibirse (graduarse), etc.

Carácter rústico

A causa de la procedencia social de la mayor parte de los conquistadores y colonizadores españoles -soldados, expresidiarios, aventureros, etc.- pueden señalarse el vulgarismo y el carácter rústico como rasgos característicos del español de América.

Sin embargo, la ciudad de México fue donde se formó el lenguaje más culto de la colonia. Con una gran capacidad de asimilación, muy pronto estuvo al nivel cultural de las más grandes ciudades españolas: nueve años después de la conquista, en 1530, tiene una imprenta, la primera de América, en 1537 comienza a ser corte de virreyes; en 1547 es cabeza de arzobispado, en 1553 inaugura su universidad, y su ambiente literario era muy atractivo para los escritores españoles.

Por todas estas características, no es el vulgarismo el rasgo peculiar de su español, aunque no falten rasgos de carácter rústico. Entre ellos, tal vez el más importante sea el de convertir los hiatos (término con el que se denomina la combinación de dos vocales que son elementos constituyentes de sílabas contiguas y que no forman diptongo) en diptongos: pior (peor), poliar (pelear), cuete (cohete), pasiar (pasear), linia (línea).

Algunos cambios

No obstante, a pesar de que el español hablado en México se muestra conservador respecto al de España, no puede permanecer estacionario. Como toda lengua, está sujeto a las tendencias evolutivas, siguiendo un desarrollo paralelo al desarrollo del español de España, pero por caminos diferentes.

Una vez arraigado en México, empezó a vivir una nueva vida y a adquirir una personalidad propia. A partir del siglo XVI empezó su desarrollo, alcanzando soluciones distintas a las obtenidas en España.

Entre los cambios que experimentó el español de México, se cuentan:

– desarrollo de las perífrasis del gerundio: «voy llegando» (acabo de llegar), «voy acabando» (estoy a punto de acabar), «vamos haciendo una cosa» (hagamos una cosa), «y un día, ¡que lo va viendo el profesor!»;
– uso del adverbio siempre en el sentido de definitivamente: «siempre no voy a ir al cine»;
– uso de la preposición hasta, que no expresa el límite de la acción, sino su inicio: «viene hasta las dos» (no viene hasta las dos), «hasta ayer lo compré» (apenas ayer lo compré);
– abundancia de construcciones con el verbo andar: «se anda cambiando de casa», «anda todo el día sentado, sin hacer nada»;
– adverbialización de adjetivos: «venía muy rápido»,«huele feo», «me cae gordo», etc.
– Influencia náhuatl

En la diferenciación del español de México influyó el sustrato indígena, principalmente náhuati, sobre el que se depositó la lengua castellana. Sin embargo, si bien en el léxico su influencia es innegable, apenas se deja sentir en el terreno gramatical.

En el vocabulario, además de los mexicanismos con los que se ha enriquecido la lengua española, como tomate, hule, chocolate, coyote, petaca, etcétera; el español de México cuenta con muchos nahuatlismos que le confieren una personalidad léxica propia.

Puede ocurrir que la voz náhuatl coexista con la voz española, como en los casos de cuate y amigo, guajolote y pavo, chamaco y niño, mecate y reata, etc. En otras ocasiones, la palabra indígena difiere ligeramente de la española, como en los casos de huarache, que es un tipo de sandalia; tlapalería, una variedad de ferretería, molcajete, un mortero de piedra, etc.

En otras ocasiones, la palabra náhuatl ha desplazado completamente a la española. tecolote, atole, milpa, ejote, jacal, papalote, etc.

Son muchos los indigenismos que designan realidades mexicanas para las que no existe una palabra castellana: mezquite, zapote, jícama, ixtle, cenzontle, tuza, pozole, tamales, huacal, comal, huipil, metate, etc.

Hay que hacer notar que la fuerza del sustrato náhuatl cada día hace sentir menos su influencia, ya que no hay aportaciones nuevas.

Influencia inglesa

En cambio, la corriente de anglicismos, o sea, palabras del inglés incorporadas al español, va en continuo aumento.

Hay muchas palabras del inglés que se usan tanto en América como en España: filmar, beisbol, club, coctel, líder, cheque, sandwich, etc, Pero en el español mexicano se usan otros muchos anglicismos que no se utilizan en todos los países de habla hispana.

En este caso se encuentran: carro, checar, hobby, folder, overol, suéter, réferi, lonchería, closet, etc. Frente a esta corriente anglicista actúa el ideal de la lengua hispánica, el afán de propiedad expresiva, el sentido de comunidad lingüístíca con los demás países hispanohablantes. Todos estos factores se dejan sentir en México con gran fuerza, por lo cual no se presenta el temor por el porvenir inmediato de la lengua.

Fonte: www.aprendaespanhol.com.br

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